La vida post-cuarentena y el futuro de los pagos en Latinoamérica y el Caribe: ¿Estamos abordando el fin del efectivo?
La forma en la que pagamos es uno de los protocolos que más se modificaron durante 2020. Como todos nos volvimos muy sensibles a los posibles focos de contagio por contacto, las nuevas tecnologías desplazaron al dinero en efectivo y sedimentaron cambios en las conductas de los consumidores.
Para anticiparnos a lo que viene, Mastercard y Americas Market Intelligence llevaron a cabo una encuesta en 13 países de la región de Latinoamérica y el Caribe. Los resultados reflejan el aumento de los servicios financieros, los nuevos hábitos de los consumidores y las formas en que las compañías van a tener que adaptarse al nuevo ecosistema generado por la pandemia.
- Con el aumento de la digitalización en la vida cotidiana, el e-commerce se convirtió en la manera de comprar, tanto cosas físicas como formas de entretenimiento en casa. Antes de la pandemia, aproximadamente el 45% de los latinoamericanos realizó una transacción en línea. Después de la pandemia, esa cifra logró casi duplicarse a un 83%. Aunque se ha reportado que el crédito ha sido el método de pago más utilizado en línea, es seguido de cerca por el débito que se prevé sea el método de pago de más rápido crecimiento para el volumen de e-commerce de cara al 2023, según AMI.
- El uso del efectivo, que es endémico en América Latina por cuestiones culturales y prácticas, disminuyó enormemente en los últimos meses por las medidas sanitarias de salud y el distanciamiento social. De hecho, el uso de sucursales y cajeros automáticos disminuyó entre los consumidores y un 62% reportaron usar menos efectivo por COVID-19. A su vez, tanto en tarjetas de crédito como de débito, el uso de la tecnología contactless aumentó un 40% durante COVID-19.
Cuando los cambios se estabilizan, dibujan una nueva realidad. A raíz de la incertidumbre que instaló la pandemia, los consumidores mostraron este año una administración más conservadora de sus finanzas, que se proyectará a un futuro con otros valores: mientras el 46% se enfocará en el ahorro de dinero, el 44% de los encuestados valora sus planes futuros más que antes de la pandemia y otro 40% valora más sus ahorros y sus finanzas en general. De hecho, los bancos y las fintechs observaron un aumento en general en los balances de cuentas, incluso entre los consumidores de bajos ingresos, en parte también por los subsidios gubernamentales.
El tiempo con la familia cobró otra relevancia y la tendencia se proyecta a 2021, porque 1 de cada 3 encuestados manifestó que reducirá sus viajes y el uso de transporte público, mientras el 40% reveló que no participará de eventos deportivos. Los nuevos hábitos digitales compensan la merma de las reuniones sociales tradicionales, que perdió aquel tinte privativo de los primeros días de la pandemia porque muchos de los encuestados manifiestan la voluntad de pasar más tiempo en casa.
Los requerimientos del distanciamiento social catapultaron la inclusión digital y financiera en la región. Tanto para los consumidores como para las plataformas de pago, los bancos y los pequeños comercios, la digitalización masiva y forzada puede haber representado desafíos al comienzo, pero hoy define la realidad que llegó para quedarse. Promediando el fin del año más impredecible de la historia, la nueva normalidad ya dejó de ser nueva.
Este artículo fue publicado originalmente como artículo de opinión para iupana.
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