La digitalización en América Latina, 40 millones de personas se han bancarizado en los últimos cinco meses en la región
22 de octubre, 2020 | MIAMI, FLSegún la última investigación realizada por Americas Market Intelligence en asociación con Mastercard, los primeros subsidios gubernamentales han sido fundamentales para el creciente acceso al sistema bancario
El nuevo estudio “La aceleración de la inclusión financiera durante la pandemia COVID-19”, revela cómo los bancos, las fintechs y los gobiernos deben hacer un esfuerzo colectivo para consolidar las finanzas digitales que van en crecimiento en la región
Según la última investigación realizada por Americas Market Intelligence en asociación con Mastercard, 40 millones de personas en América Latina se han bancarizado en los últimos cinco meses y este objetivo no se puede lograr simplemente otorgando a los consumidores acceso a diferentes productos. La verdadera inclusión es un viaje que evoluciona junto con la vida financiera del consumidor y que hará que los usuarios de la banca digital se incluyan financieramente.
A raíz de la pandemia la falta de inclusión financiera se hizo más evidente pero de alguna forma también impulsó a las personas a “digitalizarse” haciendo uso de servicios bancarios de forma online. El COVID-19 obligó a que la sociedad en completo estuviera en línea. Dado que las condiciones de cuarentena obligaron a millones de consumidores a adoptar comportamientos digitales por primera vez, incluyendo el comercio electrónico y la banca, la pandemia representa claramente una oportunidad sin precedentes para transformar el estado de las finanzas digitales en América Latina, brindando nuevas posibilidades a la población más vulnerable de la región.
El estudio recalca cómo el desarrollo de la inclusión financiera significa eliminar barreras como tarifas y restricciones elevadas, aumentar el valor de los productos y servicios al consumidor, una mayor educación digital y financiera, así como una mejor experiencia general del usuario, para construir una base de confianza para el futuro. En los últimos años, surgieron jugadores no tradicionales -como los neobancos y las billeteras digitales- que contribuyeron a cerrar la brecha de inclusión en Latinoamérica. Los neobancos propician el uso de de servicios financieros digitales al reducir y eximir tarifas, facilitar los requerimientos para abrir una cuenta bancaria y ofrecer una experiencia móvil completa.
El estudio de Americas Market Intelligence, muestra que los primeros subsidios gubernamentales han sido fundamentales para el creciente acceso al sistema bancario. El programa Coronavoucher (Brasil), el Ingreso Solidario (Colombia) e Ingreso Familiar de Emergencia (Argentina) forzaron usuarios que previamente utilizaban solo el efectivo a abrir una cuenta bancaria. El estudio afirma que gracias a los programas de beneficios sociales durante el COVID-19, la población no bancarizada en toda América Latina se habrá reducido en un 25 por ciento.
En un segundo plano, la cuarentena cambió los hábitos de consumo de las personas y estimuló el comercio electrónico. Los consumidores latinoamericanos adoptaron rápidamente las diversas opciones de pago dentro de las aplicaciones bancarias y billeteras digitales, como el pago de facturas, el comercio electrónico, las recargas móviles, y especialmente los pagos de persona a persona, que se han duplicado desde que comenzó el bloqueo. Y, por último, pero no menos importante, la pandemia también está cambiando las actitudes hacia la planificación a largo plazo: el enfoque del ahorro, que tradicionalmente se asocia con la riqueza, se ha extendido a los hogares de bajos ingresos.
Debido a los beneficios sociales y la disponibilidad de la banca digital, 40 millones de personas en América Latina se han bancarizado en los últimos cinco meses. Ha llegado el momento de centrarse en estos consumidores, porque se encuentran en un punto muy frágil en el que apenas están conociendo la plataforma online de su banco. Para evitar el riesgo de retroceder en la escala de inclusión, las instituciones financieras deben proporcionarles productos y funciones desarrollados a partir de un enfoque centrado en el cliente. Pero si la inclusión financiera universal es nuestro objetivo como sociedad, todavía tenemos un largo camino por recorrer.